La Paz, BCS.- “A pesar de los beneficios probados de los
esquemas de vacunación en todo el mundo, y en particular con el éxito y
posibilidad de erradicar enfermedades como viruela y casi erradicar
mundialmente la polio, en años recientes hemos enfrentado una ola de renuencia
a la vacunación sistemática de nuestra población infantil”, comentó el pediatra
José Luis Ortega González, adscrito al Hospital General del ISSSTE en BCS.
El médico especialista atribuye esta situación a que “las
vacunas son víctimas de su propio éxito. El hecho de que nuevas generaciones de
padres e inclusive de personal de salud, nunca hayan visto un caso de las
graves enfermedades que previenen las vacunas, es uno de los facilitadores para
tratar de evitarlas”.
K. Kupferschmidt, escribió recientemente en la revista
Science (abril 2017): El novelista y autor de libros infantiles Roald Dahl
(Charlie y la Fábrica de Chocolates), escribió una carta abierta describiendo
como su hija Olivia sufrió sarampión cuando tenía 7 años. Olivia parecía estar
mejorando, él estaba sentado en su cama, enseñándole a hacer animales con
limpia pipas, cuando notó que tenía problemas para coordinar los movimientos de
sus dedos. “¿Te sientes bien? Le pregunté” “Me siento con sueño, respondió
ella. Una hora más tarde estaba inconsciente y 12 horas más tarde había
muerto”. Esto sucedió en 1962, un año antes de que apareciera la vacuna de
sarampión. Olivia murió de una encefalitis por virus de sarampión. Dahl
escribió la carta en 1986, dirigida a las autoridades de salud del Reino Unido,
esperando que ayudara a persuadir a los padres para que vacunaran a sus hijos y
en el 2015, volvió a circular durante el brote que inició en Disneylandia y
afectó a más de 100 niños.
El médico se refirió a los múltiples temores que se han
infundido en los padres para impedir que vacunen a sus hijos: “Aquí voy a
tratar de mencionar algunos de los más frecuentes y su correspondiente
aclaración: MMR causa autismo por contenido de timerosal (Hg). El timerosal, un
compuesto a base de mercurio, se utilizaba en algunas vacunas que se
presentaban en frascos multidosis para evitar que se contaminaran con bacterias
los frascos. En la actualidad, el timerosal se retiró de las vacunas y las de
presentación multidosis son poco comunes. El contenido de mercurio en las vacunas
era tan bajo, que era inferior al que puede ingerir un niño directamente de su
alimentación diaria, ya que es un elemento que se encuentra en forma libre en
la naturaleza. Estudios con cientos de miles de niños de diferentes países y
conducidos por múltiples investigadores en estudios perfectamente diseñados,
han demostrado que la afirmación de que se relacionen con autismo es
completamente falsa”.
Contenido de aluminio. El aluminio que se agrega a las
vacunas es un adyuvante, es decir una sustancia que aumenta la respuesta inmune
(de defensa) a la vacuna. La cantidad que contienen es demasiado pequeña para
causar daño De hecho, los bebés que consumen leche materna, reciben en los
primeros seis meses de vida, 10 mg de aluminio, los que toman fórmula 40 mg y
las vacunas les proporcionan en los mismos seis meses solo 4 mg. Siempre se
tienen niveles circulando de aluminio en la sangre y después de aplicadas las
vacunas ni siquiera se modifica el volumen circulante, pues es un elemento que
se elimina rápidamente por los riñones. Por tanto, la cantidad de aluminio
contenido en las vacunas es completamente seguro.
Cantidad de vacunas aplicadas al mismo tiempo. Para algunos
padres, el hecho de que un bebé reciba múltiples de dosis de vacunas en una
sola visita puede parecer excesivo y una sobrecarga para el sistema de defensa
de bebé. Para cuando un bebé cumple los dos años, habrá recibido en el programa
actual, un total de 25 dosis de vacunas. Esto no es nada para el sistema inmune
del bebé, que a diario entra en contacto con miles de microbios distintos que
recibe de su medio ambiente y que son los que van activando y poniendo en
alerta a su propio sistema de defensa.
Por ello, aun tomando en cuenta que en cada vacuna existe más de un
elemento que hace reaccionar al sistema inmune del bebé, ésta exposición
resulta mínima, comparada con la que resulta del contacto cotidiano con el
medio ambiente.
Reacciones alérgicas. Algunos componentes de las vacunas
pueden tener riesgo de provocar reacciones alérgicas en personas sensibles. Por
ejemplo, las vacunas de influenza pueden tener proteínas de huevo, pero las preparaciones
actuales permiten reducirlas a un nivel ínfimo, de tal manera que las personas
alérgicas al huevo, actualmente pueden ser vacunadas. No obstante, se
recomienda que recipientes de vacuna alérgicos al huevo, permanezcan en
servicio de vacunas por lo menos por 30 minutos para descartar cualquier
reacción.
También se usan antibióticos en la producción de lagunas
vacunas para evitar contaminación, pero el tipo de antibióticos utilizados, no
son del tipo a los cuales las personas pueden ser habitualmente alérgicas.
Un par de vacunas utilizan células de levaduras en su
fabricación, la de hepatitis B y la de virus de papiloma, pero son purificadas
de dichas células al final de su proceso. Aun así, si quedara una cantidad
ínfima, el riesgo de alergia a la misma es solo teórico, pues personas
alérgicas a pan por ejemplo, no reaccionan a la levadura.
Como se puede ver, la mayoría de mitos contemporáneos que
han surgido respecto a la seguridad de las vacunas son infundados. No debemos
permitir que estos temores sigan evitando que nuestros niños reciban la
protección necesaria contra enfermedades terribles que causan sufrimiento y
limitaciones a veces permanentes a quienes las padecen en el mejor de los
casos, o la muerte en el peor de ellos.
Finalmente, el médico pediatra del ISSSTE, José Luis Ortega
González, recomendó: “Acudamos con confianza con nuestros niños a los puestos
de vacunación que nos corresponden, el servicio en nuestro país sigue siendo
gratuito y uno de los más fuertes pilares institucionales para la prevención de
enfermedades y como adultos responsables pongamos también el ejemplo en recibir
las vacunas que durante la etapa adulta debemos tener al corriente. Con ello,
no solo la salud de nuestros menores y la nuestra propia se verá beneficiada,
sino nuestras comunidades enteras”.