La Lacra de la Corrupción en México
Sergio A. Gutiérrez de la Barrer
La corrupción es un cáncer, una lacra
que afecta a nuestro país en dimensiones alarmantes, lacra, porqué se ha
convertido en un vicio maligno que ha permeado en toda la sociedad, sin
importar clases sociales o incluso niveles intelectuales o culturales.
Lo datos se revelan en detalle en varias fuetes, una de ellas, la segunda
edición de “México: Anatomía de la Corrupción”, elaborado por la organización
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), se muestran diversos
datos, desde la compra de combustible robado, las mordidas a servidores
públicos, cuotas de derecho de piso, las mochadas solicitadas por los tres
órdenes de gobierno, las mordidas a los agentes de tránsito, etcétera.
Ejemplos existen al por mayor, donde la
percepción sobre la corrupción con su correspondiente acompañante la impunidad,
crece día a día, percepción en México que viene a ser una de las mayores
preocupaciones por encima de la pobreza, donde los delitos de este tipo y que
nos son castigados alcanzan el 95 por ciento.
Por lo pronto, nuestro país, tiene el
lugar 95 de 168 países según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de
Transparencia Internacional, retrocediendo en siete años del lugar 72 al 95,
donde se muestra además que entre 1995 y 2015 incremento su IPC en solo 4 por
ciento, lo que implica bajo un simple análisis estadístico, que le faltarían 40
años para dejar los últimos lugares de la OCDE.
Si se realiza una comparación de acuerdo
a su Producto Interno bruto (PIB), los países con indicador más alto, reflejan
un IPC con una calificación mayor, es decir, son menos corruptos, mientras que
los que tienen PIB más bajo, obtienen el
IPC más bajo, es decir, más corruptos. Bajo este análisis, se calcula que esta
lacra representa entre el 9 y 10 por ciento del PIB en México, es decir,
aproximadamente alrededor de 1.8 billones de pesos anuales.
Según los datos obtenidos del Barómetro
Global de Corrupción de Transparencia Internacional en 2013, para más de 90% de
los mexicanos la corrupción constituye un problema y para casi 80% es un
problema serio, por el lado de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto
Gubernamental 2015, elaborada por el INEGI, coloca a la corrupción en segundo
lugar entre los problemas más importantes para los mexicanos, con 50.9% de las
menciones, solo después de la inseguridad y antes que el desempleo y la
pobreza, por otro lado según la Encuesta de Seguridad Pública Urbana del INEGI,
en junio el 74.9 por ciento de la población mayor de 18 años considero que
vivir en su ciudad es inseguro, 4.9 por ciento más alto que el mismo mes de
2016, dato que va de la mano sobre la corrupción que vivimos.
Un dato que es verdaderamente
interesante es el de los recursos destinados a la corrupción, lo cuales
contrastan abruptamente con el IPC, donde entre el 2004 y 2016 los recursos
para el combate a la corrupción se incrementó en 94 por ciento, dando como
desastroso resultado que el IPC quedara casi intacto, es decir, no sirvió de
nada.
Corrupción, corrupción, y más
corrupción, en los partidos políticos, en los congresos, en los gobiernos
estatales y municipales, en nuestras instituciones de justicia, en las empresas
con pagos extraoficiales a funcionarios públicos, en las familias, en las
calles, en nuestras conciencias.
Por lo pronto nuestros flamantes
legisladores siguen en su letargo y no han podido bajo miles de pretextos
nombrar al fiscal anti corrupción, todavía se siguen despilfarrando miles de
millones de pesos en mantener a partidos políticos que sirven para enriquecer a
unos pocos, despilfarro, robo, nepotismo, inseguridad, tranza, desasosiego,
miseria, incertidumbre, falta de ética, y cientos de males más, nos rodean
mientras la lacra de la corrupción no sea erradicada en México.
Ahora se lanza un frente contra
anticorrupción, donde se exige a autoridades rendición de cuentas y combatir la
impunidad, se organizan cámaras empresariales, el consejo mexicano de negocios,
ONG´S, académicos, defensores de los derechos humanos, etcétera, reunidos en el
colectivo “vamos por más”, la sociedad civil denuncia que se ha legado a un
punto insostenible, donde se vive una profunda e indignante injusticia.
Hasta ahora, se denuncia que las siete
reformas aprobadas en el 2016 para el
Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) son insuficientes, y que se requiere una
reforma constitucional para dar vida a
una fiscalía autónoma, ciudadana e independiente, muy bien, en definitiva así
tenía que ser, pero me pregunto, ¿Por qué hasta ahora?, ¿Qué arreglos se dieron
“corruptos” para que no se actuara en su debido momento?
Total, las cosas nuevamente se llenan de
hermosos discursos, predominando los demagógicos, lo importante es los hechos,
y en eso, fuera de quienes salen a la palestra con preocupación de lo que
sucede en México, o bien impulsados por un ambiente electorero para ganar fama
y adeptos, nosotros como mexicanos debemos poner cartas en el asunto y ser cada
uno de nosotros fiscales anticorrupción, para señalar a esas lacras por medios
oficiales o no, y por consecuencia propiciar que se acabe este cáncer que está
matando a nuestro país.
Sí, es cierto que es cuestión de
educación, esa debe ser la forma de atacar a este problema desde su raíz,
definitivo, pero me pregunto, ¿tendrá la capacidad de hacerlo el gobierno?,
¿tendremos la capacidad de hacerlo en nuestras familias?, las preguntas quedan
en el aire, lo cierto es que mientras no pongamos nuestro granito de arena para
vencer este mal, nunca, absolutamente nunca, saldremos adelante. Sin embargo y
como siempre, la mejor opinión es la de usted.