miércoles, 19 de julio de 2017

Si tomas anticoagulantes, ¿es la dosis correcta?


Por Bertha Sola/Mayo Clinic

1 de cada 6 personas que toman anticoagulantes posiblemente no recibe la dosis correcta.
Los médicos deben brindar seguimiento regular a los pacientes.

Según un estudio de Mayo Clinic, entre los millones de estadounidenses que toman anticoagulantes para fibrilación auricular, (enfermedad común del corazón que se caracteriza por frecuencia cardíaca irregular y generalmente rápida), casi 1 de cada 6 personas posiblemente no recibe la dosis recomendada
Aproximadamente 10% de los pacientes que toman estos fármacos para fibrilación auricular también sufren de enfermedad renal grave y el estudio publicado en la Revista del Colegio Americano de Cardiología descubrió que más de 40% de ellos toma una dosis mayor de la recomendada, lo cual puede derivar en fuerte riesgo de sangrado.
Además, entre los pacientes con enfermedad renal grave, 13% posiblemente toma una dosis menor de la necesaria. En el caso de uno de los medicamentos del grupo, el apixabán, la decisión de reducir su dosis puede disminuir prevención contra accidentes cerebrovasculares.
 “Los errores en la dosificación de estos anticoagulantes entre los pacientes con fibrilación auricular son comunes y conllevan resultados adversos”, comenta la Dra. Xiaoxi Yao, investigadora en ciencias de la salud en Mayo Clinic y autora principal del trabajo.
No reducir la dosis en los pacientes con enfermedad renal grave potencialmente aumenta el riesgo de sangrado, y disminuir innecesariamente la dosis puede menguar la capacidad del fármaco de prevenir un accidente cerebrovascular.
La investigación consideró a 14 mil 865 pacientes, entre octubre de 2010 y septiembre de 2015, que tomaban los antocoagulantes apixabán, daifatrán o rivaroxabán. Los tres fármacos se administran con una dosis estándar en la mayoría de los pacientes y en una dosis menor en quienes tienen problemas renales. Los sujetos del estudio tomaban el fármaco debido a fibrilación auricular, afección cardíaca relacionada con un riesgo cinco veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular.
“La cantidad de pacientes que toma anticoagulantes ha disminuido rápidamente desde la presentación de esta nueva clase fármacos en 2010”, explica la Dra. Yao. Antes de esa fecha y desde la década de los años 50, el fármaco normal era la warfarina que requiere control constante y visitas al médico.
Los estudios anteriores demostraron que en hasta 90% de esos pacientes, los anticoagulantes aportaron algún beneficio como terapia de por vida.
El presente estudio utilizó la bodega de datos de OptumLabs (base de datos despersonalizados y vinculados con información clínica y reclamos administrativos) y descubrió que 16% de los pacientes recibió una dosis que no coincide con la clasificación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. Entre los pacientes con grave alteración renal, 43% recibió la dosis estándar, la cual potencialmente era una sobredosis. Esa dosificación excesiva se relacionó con mayor riesgo de sufrir un sangrado grande, pero no hubo diferencia significativa en cuanto a prevenir accidentes cerebrovasculares. 
Entre los pacientes sin enfermedad renal grave, 13% recibió una dosis menor, que potencialmente era una dosis insuficiente. Esa dosificación insuficiente se relacionó con un riesgo mayor de accidente cerebrovascular, pero no hubo diferencia en el riesgo de sangrado para quienes consumen apixabán. Tampoco hubo ninguna relación importante entre la dosificación excesiva y los riesgos de sangrado en quienes consumían dabigatrán o rivaroxabán.
“El estudio se llevó a cabo para resaltar la prevalencia en la práctica clínica habitual de la dosificación inadecuada y sus correspondientes resultados adversos. El estudio subraya la importancia de que los médicos vigilen la función renal cuando seleccionan o ajustan las dosis”, comenta el Dr. Peter Noawworthy, médico cardiólogo de Mayo Clinic y autor experto del trabajo.
La dosificación de los anticoagulantes es compleja y existen muchos factores que los proveedores de atención médica necesitan considerar al recetarlos: deben sopesar las ventajas y las desventajas, así como tomar en cuenta toda posible interacción medicamentosa, entre otros problemas.
Los investigadores también observan que, debido a que estos anticoagulantes cumplen una función preventiva, si bien los proveedores de atención médica no pueden asegurar si el medicamento previno un accidente cerebrovascular, sí pueden vincular los eventos de sangrado a los fármacos. Esto puede hacer que algunos proveedores de atención médica tengan cuidado al recetar una dosis menor.
“La dosificación excesiva es un problema bastante directo que puede evitarse con controles regulares de la función renal. Sin embargo, la dosificación excesiva es más compleja, pues estos medicamentos necesitan encontrar un equilibrio entre la reducción de accidentes cerebrovasculares y el riesgo de sangrado. Creo que los médicos generalmente optan por reducir la dosis cuando anticipan que sus pacientes corren un riesgo de sangrado particularmente elevado, sea cual sea la función renal”, dice el Dr. Noseworthy.
En cuanto a los pacientes, estos deben asegurarse que los proveedores de atención médica actualicen la información en sus expedientes médicos y la lista de medicamentos, especialmente si acuden a varios proveedores de atención médica en diferentes hospitales y clínicas.
“Los médicos también deben brindar seguimiento regular a los pacientes que toman estos medicamentos para detectar cambios en la función renal y ajustar las dosis según sea conveniente”, anota la Dra. Yao.