Por Víctor Octavio García
Ayer, en el varadero de La Bentolita , una vez más inspectores
de pesca que cobran en la sub Delegación Federal de Pesca en el estado, volvieron
hacer de las suyas; decomisaron redes de pesca porque sospecharon que los
pescadores andaban en el tiburón; 20 descoloridos huachinangos y varias redes
fue el resultado del botín.
Alertados por los cooperativistas de la Melitón Albañez y por
Fonmar ¡cuándo no!, los sedicentes inspectores hicieron acto de presencia en La Betonita para concretar
el atropello, mientras barcos de arrastre de César Estrada Neri, Delegado de
SAGARPA en BCS, hacen su agosto en el golfo de Ulloa. (Según lo denunció el
diputado Venustiano Pérez Sánchez, el pasado 30 diciembre); de ese tamaño son
los abusos y el cinismo de la burocracia que opera para la mafia pesquera se
Sinaloa.
Increíble que esa mañana (ayer martes) los inspectores se hayan
dirigido directamente a dos pangas para cometer los atropellos a sabiendas que
cerca de 20 pangas más, incluidas varias de la cooperativa Melitón Albanez,
andan en lo mismo; para esto, levantaron “actas” exigiendo una serie de
requisitos para que acudan a la sub Delegación Federal de Pesca a presentar sus
alegatos y explicar qué fue lo que paso; curp, credencial de elector, orden de
arribo, coordenadas sacadas con un GPS de la zona donde pescan, mail, número de
celular, domicilio, carta de no antecedentes penales, constancias de no adeudos
fiscales expedida por el SAT, entre otros; imagínese un pobre pescador que se
hace a la mar como Dios le da a entender, tener que cumplir con toda la
tramitoria que les exigen para que le regresen, en el mejor de los casos, las
redes decomisadas.
Este tipo de prácticas abusivas son muy comunes en los
inspectores de pesca a lo largo y ancho del estado; para ellos los que siempre
“andan mal” son los pescadores ribereños libres, los pescadores jodidos, rara
vez incautan producto “guateado” en las bodegas de los permisionarios, mucho
menos en las pescaderías donde comercializan producto de origen ilegal. ¿Qué
raro?.
Si usted acude a cualquier mercado municipal se dará cuenta
que venden especies prohibidas como dorado, marlín, pez vela, etc., y los
inspectores de pesca ni sus luces, esos andan en otros menesteres, jodiendo al
que se deja, así jamás podrá sacar la cabeza el pescador ribereño; siempre con
un pie sobre el pescuezo; hoy en la mañana circuló en las redes un par de graciosas
fotos donde aparece Fernando García Romero, ex secretario y actual sub
secretario de pesca, alimentación y acuacultura del gobierno del estado, encabezando
un acto donde fueron liberadas más de 30 mil ejemplares de totoabas juveniles en
la playa de Santispac, en bahía Concepción, Mulegé (haciéndole el trabajo sucio
a Cristy Walton); especie que son una verdadera trampa para el pescador libre
ribereño; capturar una totoaba representan 18 años de cárcel sin derecho a obtener la libertad bajo
fianza. ¡Imagínese!.
Si sorprenden a un pescador con una simple red o cimbra no
se la acaba, imagínese con una totoaba capturada accidentalmente, de ahí que no
pocos pescadores se preguntan, con justa razón; ¿hasta dónde quiere llegar el
gobierno con este tipo de acciones que perjudican al pescador libre ribereño?;
hace poco les anunciaron que en lo que resta de este gobierno (federal) no
habrá apoyos, apoyos que siempre van a parar a manos de los mismos; pescadores
consentidos que están dados de alto de acuerdo al padrón electoral.
A diferencia de otros estados, en BCS los pescadores sólo
pueden utilizar motores fuera de borda de dos tiempos (ecológicos) porque
contaminan menos; sabe usted, por simple curiosidad, ¿cuál es la diferencia entre
un motor fuera de borda de dos tiempos y un motor fuera de borda de cuatro
tiempos?; primero, que el motor de dos tiempos es más caro, dura menos, cuesta
más el mantenimiento, es mucho más delicado y a los cuatro años a lo sumo hay
que cambiarlo, mientras un motor de dos tiempos dura más, el mantenimiento es
menos costoso, es mucho más “cuerudo”, cuesta menos y tienen una vida útil de
ocho a diez años.
Si a todo esto le sumamos la acción agresiva, punitiva,
atropellada, burlona de la sub Delegación Federal de Pesca en el estado, de insistir en joder al pescador
libre ribereño a como de lugar; de mantenerles un pie sobre el pescuezo, luego
entonces solo el ¿Diluvio?.
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