EFE en Washington
Investigadores de la Universidad de Nueva York encontraron
que el desarrollo neuronal del pez, que “camina” en el fondo marino, pone en
entredicho la teoría tradicional sobre la locomoción ambulatoria, según un
estudio publicado ayer por la revista Cell.
Hasta ahora se ha pensado que la capacidad de caminar fue
una característica que evolucionó a medida que los vertebrados realizaban la
transición del mar a la tierra.
“Nos sorprendió saber que ciertas especies de peces también
pueden caminar. Además, utilizan un programa de desarrollo neuronal y genético
que es casi idéntico al empleado por los vertebrados superiores, incluidos los
humanos”, explicó Jeremy Dasen, neurobiólogo del desarrollo del Departamento de
Neurociencia y Fisiología de la Facultad de Medicina de Nueva York.
Los investigadores se centraron en el desarrollo neuronal
del Leucoraja erinacea, un pez del tipo de las rayas considerado entre los
vertebrados más primitivos, ya que han cambiado poco respecto a sus antepasados
que vivieron hace cientos de millones de años.
Este tipo de pez, cuyo hábitat es el Océano Atlántico, tiene
aletas pectorales grandes, que usan para nadar, y aletas pélvicas más pequeñas,
que utilizan para “caminar” en le lecho marino.
Investigaciones anteriores habían demostrado que estos peces
usan movimientos alternos, de izquierda a derecha cuando caminan, de forma
similar a los movimientos de los animales que andan por tierra, lo que los
convierte en un modelo valioso para estudiar.
Los investigadores utilizaron una tecnología llamada
secuenciación de ARN (RNA-seq) para evaluar el repertorio de genes que se
expresan en las neuronas motoras de este tipo de pez, y hallaron que muchos de
estos genes se conservan tanto entre estos peces como en los mamíferos.
Además, descubrieron que los subtipos neuronales que son
esenciales para controlar los músculos que regulan la flexión y extensión de
las extremidades están presentes en las neuronas motoras de este tipo de manta
raya.
“Estos hallazgos sugieren que el programa genético que
determina la capacidad de los nervios en la médula espinal para articular los
músculos, en realidad se originó millones de años antes de lo que asumimos que
aparecieron”, indicó Dasen.
“Este movimiento basado en la aleta y los movimientos de
caminar usan el mismo programa de desarrollo”, añadió.
Los investigadores también observaron un nivel más alto de
circuitos, las interneuronas, que se conectan a las neuronas motoras y les
dicen que activen los músculos.
“Encontramos que las interneuronas, casi una docena de
tipos, también están muy conservadas entre estos peces y los mamíferos
terrestres”, dijo el neurobiólogo.
El equipo de Dasen planea usar estos peces para estudiar
cómo las neuronas motoras se conectan con otros tipos de neuronas y cómo se
regulan.
Según él mismo, es “difícil” estudiar el circuito que
controla caminar en organismos superiores como ratones y pollos porque hay
“muchos más músculos y tipos de neuronas que facilitan ese comportamiento”.