Si eres de los que por tiempo, desidia u otro factor puede
estar sin comer más de seis horas al día, podrías estar ocasionando daños a tu
salud.
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Abstenerse de tomar alimentos deja sin glucosa (azúcar en la
sangre) al cerebro, lo cual es el equivalente dejar sin gasolina a un
automóvil. Fuente: Shutterstock
Falta de concentración, mareos y fatiga, diabetes,
gastritis, sobrepeso y daño neuronal pueden ser las consecuencias de ayunar de
manera constante y por periodos prolongados.
Dejar de comer por más de seis horas cuando se
está despierto, puede considerarse ayuno, y esto puede suceder en cualquier
momento del día, aunque se identifica más con la omisión del desayuno.
Abstenerse de tomar alimentos deja sin glucosa (azúcar
en la sangre) al cerebro, lo cual es el equivalente dejar sin gasolina a
un automóvil. Cuando esto ocurre, disminuye la capacidad para concentrarse
y memorizar, además de que si los ayunos son constantes se puede provocar daño
neuronal, irreversible en algunos casos.
“En niños puede haber una dificultad en procesos cognitivos,
como el aprendizaje, el memorizar algunas cuestiones, entonces tenemos niños
que tal vez van a la escuela sin desayunar y tienen problemas en la escuela”,
indicó el nutriólogo del Hospital Juárez de México, Salvador Ortiz Gutiérrez.
Con personas mayores puede haber dificultades al realizar
operaciones muy concretas, como por ejemplo manejar, entonces ahí podemos tener
un impacto importante de no desayunar debido a esa falta de la glucosa que
requiere el cerebro para funcionar adecuadamente, agregó.
Ir tarde para el trabajo o a la escuela, la inapetencia (sobre
todo matutina) y el deseo de bajar de peso, son las razones más
comunes por las que algunas personas omiten el desayuno o alguna de las otras
comidas fuertes, poniendo en riesgo la salud.
“Hay muchos estudios que han demostrado que la omisión del
primer alimento del día y también de horarios en la estructura para el resto de
los alimentos aumenta el riesgo de obesidad, de hipertensión y diabetes”, indicó
Carlos Alberto Aguilar Salinas, coordinador de la Unidad de Investigaciones
Metabólicas del INCMNSZ.
Otro riesgo es que se provoque una gastritis, debido a que,
al no recibir alimentos, el ácido gástrico irrita en forma constante al
estómago.
Sobre la ganancia de peso, detalló que ésta se origina
principalmente por la falta de control de la saciedad, pues el organismo
hambriento consume todo lo que puede cuando se presenta la oportunidad de comer
después de un ayuno prolongado.
“Lo que hace daño es comer en exceso después de ese periodo
de ayuno, esa pérdida del control de la saciedad, pues en lugar de comer porque
se sabe la cantidad y tipo de nutrimentos adecuados; simplemente se come por
quitar el apetito, sin responsabilizarse de la cantidad de azúcares, de grasas
y calorías que se están ingiriendo”, subrayó el especialista del Instituto
Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
En tanto que Simón Barquera, director del Centro de
Investigación en Nutrición y Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública
(INSP), dijo que en los últimos años lo que se ha visto es un cambio en los
estilos de vida.
“Hay ciertas conductas en la población que no ayudan a tener
un estilo de vida saludable y, uno de ellos, es estar sedentario y tener
poco tiempo para comer, y cuando hay poco tiempo para comer eligen algo rápido
y con muchas calorías, y eso no es bueno para la salud”, apuntó.
Los especialistas resaltaron la necesidad de tener horarios
regulares para la ingesta de alimentos, pero sobre todo elegir comida natural y
evitar productos súper procesados y empaquetados, pues contienen altas
cantidades de azúcar y sodio que pueden llevar a la diabetes y a la
hipertensión arterial, así como al sobrepeso.