Nuestros
ilustres, sufridos y abnegados diputados siguen apareciendo tan mensos, leyendo
cuanto discurso les ponen sus costosos asesores parlamentarios, sin siquiera
revisarlos antes, para no quedar en ridículo, como sucede cada vez que suben a
tribuna.
0curre
una tras otra, pero la más reciente, el desfile que hicieron por el podio, para
hablar sobre el 7 de junio, donde se desgarraron las vestiduras por los medios
de comunicación y los periodistas, diciendo una sarta de sandeces que ni
siquiera les consta o sienten.
Por
eso, por no leer o pensar antes de decir las cosas, es que quedan en ridículo
como el diputado Alejandro Blanco en su anunciada lucha contra la contaminación
de la CFE y la repatriación de los restos de La Cachana.