Las playas de La Paz, muy hermosas,
son convertidas en basureros por gente sin conciencia.
Desde envases de cerveza, bolsas de sabritas
y pañales, es una constante.
Se trata de un problema complejo y no
se puede apelar a la autoridad, pues si se intenta poner orden, luego surgen
las protestas y amenazas de marchas, como ocurrió con lo de los perros en el
malecón.