El precio de un trozo de carne de buey estadounidense de la
mejor calidad aumentó entre un 30% y un 40% desde principios de julio, pero
mientras los proveedores de Estados Unidos han asumido los costos.
AFP
El Economista
El precio de la carne de cerdo y buey estadounidense subió
por las nubes en China, después de que Pekín estableciera importantes aranceles
sobre los productos de Estados Unidos, lo que favorece las carnes procedentes
de Australia y América Latina.
"Los productos estadounidenses son tan caros que
nos abasteceremos en otros países", reconoce Zhang Lihui, distribuidor en
Shanghái de PMI Foods, uno de los principales distribuidores de carne en el
mundo.
"Para el buey, compraremos carnes que procedan
preferiblemente de Australia y América Latina, e incluso un poco más en
Canadá", asegura sonriendo. PMI Foods ya dejó de importar carne de cerdo
de Estados Unidos.
Tras el inicio de la guerra comercial entre China y Estados
Unidos, los impuestos arancelarios establecidos por el gobierno chino sobre los
productos cárnicos estadounidenses hicieron que sus precios aumentaran a cotas
excesivas.
Lo que "beneficiará seguramente" a otros países
que propongan alternativas, insiste Zhang Lihui.
Subidas del 40%
Aunque resulta casi imposible predecir en estos momentos las
consecuencias de la guerra comercial, los exportadores estadounidenses tendrán
mayores dificultades para acceder al mercado chino.
Antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles chinos,
Estados Unidos exportó en junio a China productos cárnicos por un valor
total de 140 millones de dólares, lo que representa el 10% de las exportaciones
en este sector, según la Federación estadounidense de los exportadores de
carne.
Además, Pekín también quiere gravar otros productos como la
soja, el trigo o componentes petroquímicos, que puede exportar fácilmente de
otros mercados, explica Julian Evans-Pritchard, analista del gabinete Capital
Economics.
"Estableciendo aranceles aduaneros, uno trata de
perjudicar la otra parte sin dañar sus propios intereses", añade este
experto, que predice "un importante reajuste de los flujos
comerciales".
No obstante, el impacto sobre los precios de las importaciones
chinas debería ser considerable, afirma Evans-Pritchard, quien considera que
una parte de los exportadores estadounidenses asumirán ellos mismos el costo de
los aranceles para evitar una subida de los precios y una caída de sus
ventas.
Precisamente, de esto se beneficia Lin Zhengu, propietario y
chef de un restaurante de lujo en Shanghái, reputado por sus filetes de carne
roja estadounidense y australiana.
El precio de un trozo de carne de buey estadounidense de la
mejor calidad aumentó entre un 30% y un 40% desde principios de julio. Pero sus
proveedores en Estados Unidos decidieron asumir el costo, explica aliviado Lin
Zhengu.
Una oportunidad para América Latina
China también puede buscar países alternativos para comprar
soja, importada hasta ahora en cantidades masivas desde Estados Unidos para
alimentar el ganado.
El gigante chino del sector agroalimentario Cofco confirmó
que incrementará sus importaciones de soja en Brasil y de otros
cereales procedentes de Ucrania y Rusia.
Una apuesta compartida por el Shanghai Xinshangshi
International Trade Co, otro gran grupo alimentario que importó el año pasado
carne de cerdo y de buey por un valor total de 40 millones de dólares.
Según Xu Wei, director general de esta empresa china, buscan
ahora nuevos proveedores en Europa, Australia y América Latina.
"Serán los exportadores estadounidenses (tras ser
privados de un mercado crucial) los que más sufrirán", defiende Xu Wei.
El gobierno chino intenta calmar las inquietudes
provocadas por eventuales penurias de carne.
Las importaciones de productos agrícolas estadounidenses
probablemente caerán, pero "las administraciones afectadas están bien
preparadas, y China es capaz de responder a sus necesidades de aceite y comida
para el ganado", declaró el ministro adjunto de Agricultura, Han Jun,
citado el sábado por el periódico del régimen Diario del Pueblo.