Karla Gómez
Diario de
Chiapas
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- “Es importante mencionar que el ‘Altar Zoque’ se
realizaba en el altar doméstico cotidiano, con todas sus imágenes y que en este
día se completa con una mesa baja o banca de madera al frente, misma que se
cubre con manteles blancos y sobre el piso se coloca un petate. Con esto, tal
vez, se esté representando los tres niveles de la cosmovisión indígena, es
decir: el plano superior, el plano terrestre y el inframundo”, informa el
maestro joyonaquero Sergio de La Cruz.
Aunado a ello menciona que en el primer nivel (mesa principal) se encuentran
las imágenes religiosas y fotos de los difuntos a los que se dedica el altar, y
era adornado con coronas y cruces de punupunú, que era cortada en los cerros
cercanos de Tuxtla.
“Mientras que en el segundo plano, se colocan los alimentos y bebidas (tal vez
la parte mas original sea esta gastronomía tradicional), que en vida más
gustaron a nuestros ‘fieles difuntos’.
Aquí podemos
encontrar una amplia diversidad de comidas: niwijuti, sispolá, putzatzé, pollo
o jolote en mole, chipilín con bolita, cocido, cochito horneado, sopa de
fiesta, o una rica variedad de tamales que incluye, principalmente al tamal de
hoja, además los de bola, cambray, hoja de milpa, chipilín, toropinto,
nacapitú, jacuané o pictes. Y también algunos productos para los niños que
pasarán ‘pidiendo calabacita’ por la noche”.
No obstante, los dulces son otros de los alimentos que se ofrecen; por ello,
Sergio de la Cruz también enlista algunos preparados típicos, como la calabaza,
el puxinú, manzanilla, chimbos, garbanzo, nuégados, coyol, higos, chilacayote,
gaznate, yuca, melcocha y garapiñado, entre otros; así como el pan de
muerto, adornado de diversos colores y otros más como caballito, turulete y
ahora ponzoquí en miniatura, “pero no se colocan calaveras, cajoncitos u otros
similares”.
Asimismo, añade que para el tercer nivel, -sobre el petate cubierto con olorosa
juncia fresca-, se colocan las frutas, alimentos o dulces que se repartirán a
los “angelitos” durante la pedida de calabacita, como naranjas, mandarinas,
manzanas, peras, caña, tamales y dulces regionales:
“En este
nivel también se colocan las velas en candeleros de barro, troncos de plátano o
de metal que ‘se deben de colocar en pares’, señalan los ancianos zoques, así
como las veladoras. Pero cada nivel deberá estar adornado con gran cantidad de
flores de la región u otras, según su gusto y bolsillo”.
Por último, se encuentra el “someíto de musá”, son uno o dos pares de cañas de
azúcar con hojas y también un par de plantas de guineo, cuyas hojas enmarcarán
todo el altar y sus tres niveles; pero el elemento imprescindible que
creará la atmósfera ritual es, sin duda, la quema de incienso o copal con
sus antiguos y exquisitos aromas.
“Estos serían los elementos que pueden adornar un altar de muertos, a la manera
zoque de Tuxtla, sin que esto implique que se tenga que utilizar todo lo
mencionado o que no se puedan sustituir por algunos similares, aunque con esto
podría perder su esencia zoque”, destaca.
El también cronista puntualiza que “el arreglo del altar y la ubicación de cada
uno de ellos se hace de acuerdo al gusto personal de quien lo elabora y
sabiendo que en esto no hay reglas escritas, quedará a su criterio estético la
imagen final de su Altar Zoque para que sea del agrado del festejado, pues
recuerde que la muerte también es una fiesta, y que seguramente lo hará
sentirse orgulloso de continuar con esta bella tradición”.
