viernes, 16 de febrero de 2018

Los agujeros negros son más grandes que lo esperado y crecen más, revela estudio




EFE en Barcelona
Los agujeros negros del Universo crecen más y más rápidamente que las
estrellas de las galaxias donde se ubican y son más grandes de lo que se creía hasta ahora, según un estudio.
En la investigación, que publica la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society,  los astrofísicos del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), dirigidos por Mar Mezcua, estudiaron 72 agujeros negros en algunas de las galaxias más brillantes y masivas del Universo, ubicados en el centro de cúmulos de galaxias que se encuentran a distancias en torno a 3 mil 500 millones de años luz de la Tierra.
Para ello, emplearon datos del observatorio de rayos X Chandra de la NASA y datos en las longitudes de onda de radio del Australia Telescope Compact Array, del Karl G. Jansky Very Large Array y del Very Long Baseline Array de Estados Unidos.
Mezcua y sus colaboradores estimaron las masas de los agujeros negros de estos cúmulos de galaxias empleando una relación entre la masa de un agujero negro y la emisión en radio y rayos X asociada a él.
Según explicó Mezcua, “hallamos que las masas de los agujeros negros eran diez veces mayores que las estimadas por otro método que asumía que los agujeros negros y sus galaxias crecían a la vez”.
“Hemos hallado agujeros negros que son mucho más grandes de lo que esperábamos. Quizás empezaron antes la carrera para crecer o, quizás, han tenido una ventaja en su velocidad de crecimiento que dura miles de millones de años”, dijo Mezcua.
Los investigadores se encontraron con que casi la mitad de los agujeros negros de su muestra tenían unas masas de, como mínimo, 10 mil millones de veces la masa del Sol, lo que los sitúa en una categoría de masa extrema que algunos astrónomos denominan agujeros negros “ultramasivos”.
“Sabemos que los agujeros negros son objetos extremos”, señaló la coautora del estudio Julie Hlavacek-Larrondo, de la Universidad de Montreal, “por lo que posiblemente no sorprenda que los ejemplos más extremos rompan las reglas que pensábamos que deberían seguir”.