Hay gente que por ignorancia, o por
revanchismo político, o por ser sistemáticamente contreras, parece que les
daría mucho gusto que colapsara el Ayuntamiento de La Paz, todo con tal de ver
fracasar al alcalde morenista Rubén Muñoz Álvarez.
La sola idea de que se ofrezcan en
venta algunos terrenos del Ayuntamiento, desató una campaña mediática con la
participación incluso de sedicentes periodistas que rayan en lo irresponsable,
encaminada ésta a frenar una eventual acción de compraventa.
Se necesita ser ignorante o formar
parte de intereses perversos para boicotear al Ayuntamiento en aras de lograr
el colapso. Ya lo han hecho Maximino Iglesias y Francisco Frías en repetidas
ocasiones, prestando servicios a intereses políticos.
El Ayuntamiento de La Paz se
encuentra en una difícil situación económica, que con los efectos de la
pandemia, lo pondría en relativamente corto tiempo, al borde de la quiebra y
con el consabido colapso en la prestación de servicios públicos primordiales
como recolección de basura y alumbrado público.
Tan solo la nómina es una pesada
carga.
Alcaldes y alcaldesas se encargaron,
a su paso por la administración, de hacer del Ayuntamiento un monstruo
burocrático, no obstante sus discursos de aligerar la nómina.
Rubén Muñoz y los regidores del
actual Ayuntamiento no escapan de esa irresponsabilidad en la que incurrieron
sus antecesores, de meter a la burocracia municipal a cuanto pariente, amigo,
compadre, ahijados y compromisos políticos se les atravesaron.
Una gran parte de esa gente que meten
influyentes, son aviadores, personas que cobran un sueldo sin tener una función
específica, incluso sin presentarse a trabajar.
Pero con toda esa bola burocrática y
de aviadores, el Ayuntamiento se enfrenta a la falta de ingresos para sostener
sus necesidades.
Vamos, hay un problema y se tiene que
resolver de inmediato, pues con ello va en juego la prestación de los
servicios.
En un principio se habló de la
contratación de un crédito, que no se ha concretado porque los bancos no le
quieren prestar en estos momentos.
La única opción viable parece ser la
enajenación de algún predio, siempre y cuando haya en tiempos del coronavirus
alguien que esté dispuesto a pagar el precio real, que no se vaya muy abajo en
la oferta.