Por Renato Consuegra
La reciente decisión del presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de acero
y aluminio y la amenaza de imponer el mismo arancel a todas las demás
mercancías llegadas desde nuestro país, que está en pausa, ha generado un
debate intenso sobre sus implicaciones para la economía global y mexicana, en
particular, para las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) de nuestro
país.
En el caso del acero y aluminio, a diferencia de medidas
anteriores que se enfocaban en países específicos, esta política afecta a todas
las naciones por igual, lo que podría mantener a las empresas mexicanas en una
posición competitiva relativa. Sin embargo, es crucial analizar las verdaderas
amenazas que esta medida representa y cómo las MiPyMEs pueden responder de
manera efectiva.
En 2024, México consolidó su posición como el principal
socio comercial de Estados Unidos, representando el 15.8% del comercio total de
bienes. Además, el 78% de las exportaciones mexicanas de acero tuvieron como
destino el mercado estadounidense. La imposición de un arancel del 25%
encarecerá significativamente estos productos, lo que podría reducir su
competitividad en el mercado estadounidense, que es precisamente lo que quiere
el presidente Trump, que la industria estadounidense vuelva a ser competitiva a
costa de gravar las mercancías llegadas desde el exterior.
Aunque este arancel se aplica a todos los países, lo que en
teoría nivela el campo de juego, las MiPyMEs mexicanas enfrentan desafíos
particulares. A diferencia de las grandes corporaciones, estas empresas suelen
tener márgenes de beneficio más estrechos y menos recursos para absorber aumentos
de costos o para reestructurar sus operaciones rápidamente. Por lo tanto, es
esencial que adopten estrategias proactivas para mitigar el impacto de estos
aranceles.
Además de explorar nuevos mercados y adoptar herramientas
tecnológicas, las MiPyMEs pueden considerar las cinco siguientes acciones:
1. Optimización de la
cadena de suministro: Revisar y ajustar la cadena de suministro para
identificar áreas donde se puedan reducir costos o mejorar la eficiencia. Esto
puede incluir la búsqueda de proveedores locales o regionales que ofrezcan
mejores condiciones.
2. Innovación en productos y procesos: Invertir en
investigación y desarrollo para crear productos de mayor valor agregado o
mejorar los procesos de producción, lo que puede justificar precios más altos y
compensar los costos adicionales por los aranceles.
3. Alianzas estratégicas: Formar consorcios o asociaciones
con otras empresas para compartir recursos, conocimientos y acceder a mercados
que, individualmente, serían inaccesibles.
4. Acceso a financiamiento: Buscar opciones de
financiamiento que permitan a las empresas invertir en mejoras operativas o
expansiones necesarias para adaptarse al nuevo entorno comercial.
5. Capacitación y desarrollo del talento humano: Invertir en
la formación de empleados para mejorar la productividad y la capacidad de
innovación dentro de la empresa.
Es fundamental que las MiPyMEs no esperen soluciones
gubernamentales inmediatas. Aunque las autoridades mexicanas, encabezadas por
el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, están en conversaciones con sus
contrapartes estadounidenses para abordar estos desafíos, las negociaciones
pueden ser prolongadas y sus resultados inciertos. Por lo tanto, la
responsabilidad recae en las empresas para adaptarse y prepararse ante este
nuevo panorama comercial.
La historia ha demostrado que las empresas que sobreviven y
prosperan en tiempos de incertidumbre son aquellas que muestran flexibilidad,
innovación y una visión estratégica clara.
Aunque la imposición de aranceles del 25% representa una
amenaza significativa, también puede ser una oportunidad para que las MiPyMEs
mexicanas reevalúen sus modelos de negocio, diversifiquen sus mercados y
fortalezcan sus operaciones internas. La clave estará en la capacidad de adaptación
y en la implementación de estrategias que les permitan no solo sobrevivir, sino
también prosperar en este nuevo contexto global.
Hay que cambiar la mentalidad del empresario mexicano.
Demasiadas empresas siguen funcionando con modelos de negocio frágiles, basados
en la dependencia de un solo mercado o cliente. La resiliencia económica exige
adaptabilidad, innovación y una visión de largo plazo. Las crisis no avisan con
tiempo suficiente para reaccionar una vez que han golpeado; se enfrentan con
preparación previa.
Si Trump cumple su amenaza, el impacto sobre México será
real y doloroso, pero no debe ser una sentencia de muerte para las MiPyMEs, por
el contrario, la pregunta no debe ser si el golpe será duro, sino quiénes
estarán preparados para enfrentarlo. Insisto, la historia económica de México
ha demostrado que la capacidad de adaptación es la clave de la supervivencia.
Hoy más que nunca, las MiPyMEs deben tomar las riendas de su destino y
prepararse para una posible guerra comercial que podría cambiar por completo
las reglas del juego.
renato@yoemprendedor.mx