Omar Guadarrama Cedillo y Guadalupe Sánchez Gama, presidente y secretaria general de la Fundación Desarrollo Sustentable y Cambio Climático presentaron el proyecto junto con el secretario de Medio Ambiente del Gobierno de Michoacán, Alejandro Méndez López.
Belém, Brasil, a 14 de noviembre de 2025.- En el corazón de
la Amazonía, durante la COP30, México llevó un mensaje contundente: la
adaptación climática también requiere aprender a convivir con la vida silvestre
que hemos desplazado y en ese marco, la Fundación Desarrollo Sustentable y
Cambio Climático, en coordinación con el Gobierno del Estado de Michoacán,
presentó el Proyecto de Instalación del Cocodrilario Ecoturístico “El
Manglito”, una iniciativa que busca transformar un conflicto creciente entre
humanos y cocodrilos en una oportunidad de conservación, educación y desarrollo
sustentable.
El proyecto se desarrollará en 3 hectáreas de las 20.7 que
conforman el Área Natural Protegida “El Manglito”, ubicada en Lázaro Cárdenas,
una región donde el incremento de la temperatura, la expansión urbana y la
pérdida de hábitat han detonado un fenómeno crítico: una sobrepoblación de
cocodrilos —incluyendo especies no nativas— que cada vez interactúan más con
asentamientos humanos, generando riesgos para las comunidades y presionando el
equilibrio del ecosistema.
Durante la presentación, Omar Guadarrama Cedillo, presidente
de la Fundación, explicó que el aumento de la temperatura global ha acelerado
el crecimiento y reproducción de los cocodrilos en los esteros del Pacífico. “Hoy
tenemos cocodrilos saliendo de sus áreas tradicionales debido al cambio
climático, pero también porque los seres humanos hemos invadido su hábitat.
Este proyecto busca crear un espacio resiliente donde se les controle, se les
cuide, se genere aprendizaje sobre la especie y, al mismo tiempo, Lázaro
Cárdenas desarrolle un circuito ecoturístico con educación ambiental.”
El diagnóstico es contundente porque el Estero El Caimán,
colindante con la zona industrial de Lázaro Cárdenas, Playa Azul y la carretera
costera, está sobrepoblado y presenta un hecho adicional: conviven dos
especies, el cocodrilo acutus (nativo del Pacífico) y el moreleti (del Golfo),
introducido ilegalmente hace años tras la prohibición de su comercialización. Esta
mezcla ha generado comportamientos más agresivos, desplazamientos y accidentes
trágicos, principalmente con niños.
El proyecto propone la construcción de un cocodrilario
controlado, con instalaciones seguras y certificadas, donde los reptiles puedan
ser manejados de manera responsable y las comunidades —incluyendo escuelas y
familias— puedan aprender sobre su comportamiento, dieta, importancia ecológica
y formas seguras de convivencia.
El proyecto incluye 1) Un cocodrilario ecoturístico para
manejo sustentable; 2) Torre de avistamiento y zonas de observación seguras; 3)
Programas de capacitación comunitaria sobre especies y ecosistemas; 4) Espacios
educativos para niñas, niños y visitantes; 5) Acciones de ordenamiento
ecológico y control poblacional; 6) Un modelo piloto replicable en otras zonas
costeras.
El secretario de Medio Ambiente de Michoacán, Alejandro
Méndez López, subrayó la importancia del proyecto para fortalecer el sistema
estatal de conservación: “Este cocodrilario será una gran ayuda para la
administración del Área Natural Protegida. Nos permitirá un manejo adecuado de
la especie, bajo todas las normas nacionales e internacionales. Será un espacio
regenerativo donde la interacción entre seres humanos y cocodrilos sea segura,
armoniosa y educativa.”
Recordó que Michoacán triplicó su superficie de áreas
naturales protegidas al pasar de 70,000 a 225,000 hectáreas en esta
administración, convirtiéndose en un referente nacional.
La Fundación destacó que el cambio climático y la
urbanización han acelerado los desplazamientos de cocodrilos hacia zonas
habitadas, por lo que “el cocodrilario brindará control, educación y un modelo
de adaptación climática basado en ciencia”, señaló su secretaria general y
responsable técnica del proyecto, Guadalupe Sánchez Gama.
La presentación también contó con la participación de Faceta
Consulta, organización juvenil que destacó el valor del proyecto como caso
ejemplar para la COP30. “Estamos en una COP histórica, donde cambio climático y
biodiversidad se discuten juntos. Iniciativas como esta muestran que la
colaboración entre gobiernos y sociedad civil puede generar soluciones reales.
Nos entusiasma apoyar y seguir estudiando este modelo”, expresó Luis Luján,
representante de la organización juvenil Faceta Consciente.
Además de su objetivo ambiental, el proyecto permitirá crear
un nuevo atractivo ecoturístico al estar ubicado junto al recién inaugurado
boulevard costero, lo que generará mayor afluencia de visitantes, impulso
económico para comunidades locales, empleo verde y programas de educación
ambiental para escuelas de la región.
Con esta propuesta, Michoacán y la Fundación Desarrollo
Sustentable y Cambio Climático buscan demostrar que la conservación no es
enemiga del desarrollo, y que la convivencia responsable entre personas y fauna
silvestre es una pieza clave de la adaptación al clima, y que juntos, sociedad
civil organizada y gobierno pueden sumarse en trabajo colaborativo para sacar
adelante proyectos.
La iniciativa ya cuenta con una ruta de trabajo y solo resta
completar las autorizaciones técnicas y regulatorias para su construcción. “Es
un proyecto que revitalizará la ciencia, la conservación, el turismo
responsable y la resiliencia climática,” expresó el presidente de la Fundación,
Omar Guadarrama Cedillo.

