martes, 12 de diciembre de 2017

“Los grandes problemas del hombre no se resolverán en un salón de clases tradicional”: Salvador Alva


Por Isaac Torres Cruz en Monterrey

Las nuevas tendencias en educación transforman el papel de las universidades, señala Salvador Alva, presidente del Tec de Monterrey. “Al futuro no le importará cómo te hiciste experto”.
El Cuarto Congreso Internacional de Innovación Educativa se inauguró ayer en el Tec de Monterrey. 

La inteligencia artificial es cada vez más inteligente y si algún día supera a la humana, ¿cuál será el rol del hombre? Si el mundo cada vez se automatiza más, ¿qué trabajos desempeñarán las personas? Y más aún ¿qué significa vivir en un mundo ineficiente donde predomina el egoísmo, la desconfianza y la falta de sustentabilidad? ¿Cuál es el papel de las universidades en un mundo que no funciona?, ¿acaso lo están planteando y cuestionando? Y a todo esto, ¿para qué sirve la universidad? 
Estos planteamientos son pertinentes si se considera que el mundo está cambiando o que ya cambió, refiere Salvador Alva, presidente del Tec de Monterrey, quien dentro de una batería de preguntas arroja otras más: ¿las universidades preparan a personas libres para vivir en un mundo que no eligieron? Éstas, ¿fomentan el florecimiento humano? ¿Preparan para el trabajo o para vivir?, ¿para ser feliz o tener éxito?
Los planteamientos no son existenciales, sino más prácticos de lo que aparentan bajo el argumento de que las universidades tienen la obligación de estar por delante del pensamiento de la sociedad, trascendiendo paradigmas, refirió Alva. 
Durante su conferencia que inauguró el Cuarto Congreso Internacional de Innovación Educativa, que se realiza en el Tec, campus Monterrey, cuestionó el papel de las universidades frente a un sistema socieconómico mundial que ya no funciona, pero que ha dejado muchos problemas y secuelas que sólo resolverán los jóvenes. Para explicar el rol de las universidades hoy en día, expuso cinco tendencias con miras hacia el 2030, algunas de las cuales están ocurriendo ya.
ESCENARIO. En un mundo hiperconectado, la fuerza del mundo ya no se encuentra en los países, sino en las empresas, puesto que el comercio no es regulado por las fronteras. Amazon es un ejemplo, dijo, puesto que tiene un valor mayor que todo el comercio de EU junto —Walt Mart apenas vale un 30 por ciento de ese total—. Otro ejemplo: Apple, la empresa de mayor valor en el mundo, vale casi un billón de dólares, poco menos que el valor de la economía mexicana. El desarrollo de plataformas globales y bajos costos de la mano de obra significan así una ventaja competitiva, lo que es una gran oportunidad para los países emergentes, añadió. 
Por otra parte, el mundo será más compartido, y la confianza será definida por los clientes y no por las instituciones. Ese emprendimiento generará máquinas y algoritmos más confiables que las personas en el poder y toma de decisión. Una tercera tendencia, dijo el presidente del Tec, es que la urbanización acelerada detona a las ciudades como centros de innovación, por lo que éstas serán comunidades de aprendizaje donde las universidades deben abrirse a este dinamismo. 
Otra tendencia más es que si la enseñanza debe ser de por vida y no sólo la que se especializa en la universidad, ¿quién certificará esas competencias? Los retos que enfrenta la humanidad hoy en día, como el cambio climático, marginación, extremismo y corrupción en el mundo, no serán resueltos por métodos tradicionales en los salones de clases. Los títulos tradicionales serán insuficientes para demostrar una competencia. 
Finalmente, el empleo de las nuevas tecnologías, apuntó, ya está transformando la manera en que aprenden los jóvenes. La encuesta 2016 del Instituto del Futuro —de Silicon Valley— refiere que 82 por ciento ha utilizado YouTube en su aprendizaje, 65 por ciento ha empleado una app, 48 por ciento ha recibido algún certificado digital y 12 por ciento ya utiliza la realidad aumentada para propósitos educativos.
“Al futuro no le importará cómo te hiciste experto. Entonces, serán nuevas plataformas las que califiquen a las personas y no las universidades”. Es por ello que se abre una gran oportunidad de crear un modelo de aprendizaje cuya membresía sea para toda la vida, añadió. 
Estos son los atisbos de la educación encaminada a un renacimiento de la humanidad, una más libre de los paradigmas que predominaron durante el siglo XX, una que aspire a la plenitud. “Hoy vivimos angustiados, buscando un futuro sin vivir el presente y, para cuando lo encuentres, la vida se habrá acabado”. Y lo anterior, ¿lo están planteando las universidades a sus alumnos?