Por Fran Ruiz Perea
Desafío. El
exalcalde de San Antonio y exsecretario durante el gobierno de Obama, nieto de
coahuilense, luchará por la Casa Blanca. Espera repetir el fenómeno que llevó
al Congreso a la joven Ocasio-Cortez
"Cuando
mi abuela llegó aquí hace casi cien años, estoy seguro de que jamás habría
imaginado que sólo dos generaciones después, uno de sus nietos sería miembro
del Congreso de Estados Unidos y el otro estaría aquí delante de ustedes
diciendo estas palabras”. Quien habló así este pasado sábado fue Julián Castro,
durante la ceremonia en la que anunció su candidatura de cara a las elecciones
presidenciales de 2020.
La
referencia familiar fue una clara bofetada a su rival, el presidente Donald
Trump. Mientras que el magnate neoyorquino anunció su candidatura llamando
criminales a los mexicanos, el joven texano lanzó su candidatura ensalzando el
papel fundamental de los inmigrantes en la construcción de un Estados Unidos
exitoso y tolerante. Su abuela fue una migrante mexicana, de Coahuila, su
hermano gemelo Joaquín es legislador federal, mientras que él se convirtió en
mayo de 2009 en el alcalde más joven del país, cuando se alzó con el gobierno
local de San Antonio con apenas 34 años, y luego fue elegido secretario de
Vivienda por el presidente Barack Obama.
Durante la
ceremonia, celebrada en la ciudad texana donde forjó su meteórica carrera
política, Castro dijo a la multitud que lo acompañó que a su abuela le habría
sorprendido su éxito y el de su hermano, pero él le habría recordado que “con
grandes sueños y trabajo duro, todo es posible en este país”.
Pese a la
brevedad de su anuncio, tuvo tiempo de darle otra bofetada a Trump y a su
xenófoba cruzada “English only”. Castro proclamó su candidatura en los dos
idiomas. “I am a candidate for President of the United States of America. Soy
el candidato a presidente de los Estados Unidos”. Toda una declaración de
guerra contra los que, como el mandatario, sueñan con que Estados Unidos
regrese a su hegemonía supremacista blanca y anglosajona.
Catarsis
demócrata. La juventud de Julián Castro fue otro mensaje, aunque no sólo
dirigido al que sería su rival republicano, si gana la candidatura demócrata
—Trump cumplirá 74 años en junio de 2020—, sino a la gerontocracia instalada en
la cúpula de su partido, que ya probó fortuna en 2016 con Hillary Clinton (71
años) y ahora vuelve a las andadas con la explosiva senadora Elizabeth Warren
(69 años), que ya ha confirmado que entrará en la carrera presidencial, o el
exvicepresidente Joe Biden (76 años), quien recientemente consideró que es la
persona “mejor preparada para ser presidente de Estados Unidos”.
Cuestionado
sobre la posibilidad de que se presenten hasta 40 aspirantes a las primarias
por la candidatura demócrata, Castro declaró que no le preocupa, al contrario,
considera “catártico” que haya una fuerte competencia por ver quien tratará de
expulsar a Trump y a los republicanos de la Casa Blanca.
Es
consciente también de que su juventud no es una garantía, ni siquiera su
condición de hispano nacido en un bastión republicano tan decisivo como lo es
Texas. Beto O´Rourke, quien a punto estuvo de arrebatar en noviembre el escaño
de senador al poderoso republicano Ted Cruz, está deshojando la margarita.
“Nueva
energía”. A falta de que aparezcan nuevos candidatos, Castro no quiso perder
más tiempo y considera sacar ventaja con su anuncio prematuro, vendiendo desde
ya la necesidad de “un nuevo tiempo, una nueva energía”, como la que vendió la
joven desconocida Alexandria Ocasio-Cortez para imponerse al establishment demócrata
en las primarias de Nueva York y convertirse, en las pasadas elecciones
legislativas de noviembre, en la congresista demócrata más joven de la
historia.
Siguiendo su
estela de ataque frontal a las políticas xenófobas y racistas de Trump, Castro
espera dar la campanada el primer martes de noviembre de 2020, en una carrera
contra el tiempo que se antoja eterna con Trump en la presidencia, pero con la
ventaja probada de que energía es lo que le sobra a este nieto de coahuilense.
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