El desgaste
del PAN en el gobierno, los errores y las promesas incumplidas del todavía
gobernador Francisco Vega de Lamadrid, pero sobre todo el efecto López Obrador,
son los elementos que vaticinan un triunfo casi contundente de Morena.
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Notimex
Lidia Arista
El
Economista
El próximo 2
de junio, Baja California, estado donde en 1989 Ernesto Ruffo ganó la
gubernatura y se inició un periodo de 30 años de gobiernos panistas, deberá
elegir nuevamente entre la continuidad o la alternancia, pero esta vez no es
con el PRI con quien el PAN disputa la titularidad del ejecutivo estatal, sino
con Morena, un partido que debutará en su primera elección local y al que todas
las encuestas electorales le dan una amplia ventaja.
El desgaste
del PAN en el gobierno, los errores y las promesas incumplidas del todavía
gobernador Francisco Vega de lamadrid, pero sobre todo el denominado efecto
López Obrador, son los elementos que vaticinan un triunfo casi contundente de
Morena, y ese casi es porque, si bien todo parece indicar que se quedará con la
gubernatura, podría no ganar la capital, Mexicali y Tijuana, municipios que
concentran la mayor cantidad de población del estado.
Aunque hay
seis aspirantes a suceder a Vega de Lamadrid, el candidato puntero es Jaime
Bonilla, quien en el 2018 fue electo como senador por Baja California y meses
después se convirtió en el primer superdelegado al ser designado por el
presidente Andrés Manuel López Obrador como el Delegado de Programas Integrales
del Desarrollo.
La campaña
de Bonilla se ha caracterizado por prometer que la cuarta transformación
llegará a Baja California, que pacificará el estado, que encabezará una lucha
frontal contra la corrupción, pero también por los cuestionamientos de los que
ha sido objeto, entre éstos, su presunta nacionalidad estadounidense, tener
residencia en Estados Unidos, ocultar en su declaración patrimonial una lujosa
propiedad de 24 millones de pesos ubicada en San Diego, California, su pasado
prorepublicano, así como que mantiene un pacto con el gobernador saliente.
De acuerdo con
Víctor Alejandro Espinoza, profesor del Departamento de Estudios de
Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), se ha
difundido un supuesto pacto entre el gobernador saliente y el puntero en las
encuestas, aunque no hay manera de confirmarlo.
“Algo que
llama la atención es cómo el gobernador no impulsó a nadie de su grupo. Eso ha
dado pie a que él negoció su impunidad con Morena, por eso no impulsó a nadie
de su grupo, para negociar con Jaime Bonilla su impunidad su protección”,
expresó.
Uno de los
aspectos que ha llamado la atención en esta campaña es que el puntero ha optado
por no acudir a los debates, ni los oficiales ni los organizados por medios de
comunicación u organismos empresariales. No es que Bonilla Valdez no sepa debatir,
pero no quiere exponerse a ciertos cuestionamientos.
De acuerdo
con el Instituto Electoral del Estado, la sanción por no acudir a los debates
oficiales va desde una amonestación pública hasta una multa de 84,490 pesos.
Vega Marín
marca distancia del gobernador
Aunque las
encuestas lo ubican en el segundo sitio entre las preferencias, al candidato
del PAN, Óscar Vega Marín, no le ha ayudado la imagen del gobernador saliente,
por ello ha intentado marcar distancia con Kiko Vega.
En el 2013,
Vega Marín fungió como coordinador de Vega de Lamadrid a la gubernatura, sin
embargo, no fue él la carta fuerte para sucederlo. A Vega Marín se le relaciona
con el grupo de Felipe Calderón y a su esposa, Margarita Zavala. Al candidato
del PAN le sirve no ser identificado con un gobierno que está muy mal evaluado
por la población como es el de Kiko Vega, refirió Víctor Alejandro Espinoza.
En tanto,
Feliciano Castro, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California y
presidente del Colegio de Comunicólogos, consideró que el primer domingo de
junio habrá un voto de castigo para el PAN y para quien dejara un estado con
una grave ola de inseguridad y en crisis financiera.
El panista
ha buscado presentarse ante el electorado como un hombre honesto, quien casi no
tiene propiedades, pues todas son de su mujer. No obstante, parece que no le
alcanzará para mantener la gubernatura.
Desde 1989,
la pelea por la gubernatura de Baja California ha sido entre PAN y PRI, sin
embargo, ésta será la primera ocasión en la que el Revolucionario Institucional
no esté en la lucha real por la competencia, esto derivado de la crisis por la
que atraviesa luego de los resultados de las elecciones del 2018. Su candidato,
Enrique Acosta Fregoso, no ha logrado despegar en la contienda, al menos así lo
reflejan las encuestas que colocan al priista en un lejano quinto lugar en la
competencia. Por ello no se descarta que sus votos pudieran ser para el PAN.
Quien ocupa
el tercer sitio en la contienda es Jaime Martínez Veloz, que primero buscó la
nominación de Morena a la gubernatura y después a la presidencia municipal de
Tijuana. En ambas obtuvo un no por respuesta, por lo que dejó el partido y
aceptó la nominación del PRD para contender por la titularidad del ejecutivo
estatal.
Pese a hacer
una campaña pegándole al puntero y al actual gobernador y ofrecer un gobierno
ciudadano, Martínez Veloz no ha logrado despegar. Se ubica en un lejano tercer
sitio en las encuestas de intención del voto.
Habrá efecto
AMLO
En el 2018,
Morena tuvo su primer competencia en Baja California, cuando se votó por
presidente de la República, diputados federales y senadores. En esa contienda,
los números favorecieron al partido surgido en el 2014. En la votación para
presidente, López Obrador obtuvo 671,599 votos, seguido por el candidato de la
coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, con 205,747 sufragios, pero
además ganó la senaduría en disputa y los distritos electorales en juego.
Según
Feliciano Castro, se prevé que el efecto López Obrador concrete la primera
gubernatura en el norte del país para Morena.
Si bien en
el caso de la gubernatura prácticamente es un hecho el triunfo de Morena, a
nivel municipal no es así, pues las confrontaciones internas en el partido le
podrían cobrar factura. Tal es el caso de Tijuana, en la que viven 1 millón
641,570, lo que la convierte en la ciudad más poblada. Ahí Morena no quiso a
Jaime Martínez Veloz como su candidato, por lo que éste se fue al PRD. El
partido escarlata postuló a Arturo González Cruz; sin embargo, de acuerdo con
algunas encuestas, quien encabeza las preferencias es el abanderado del PRD,
Julián Leyzaola Pérez.
Un escenario
similar sucede en el segundo municipio más poblado de Baja California,
Mexicali, ahí la competencia fuerte será entre María del Pilar Ávila y Gustavo
Sánchez, la primera postulada por Morena y el segundo por el PAN. El panista
está en busca de la reelección, por lo que se vislumbra una contienda muy
cerrada en la jornada electoral del 2 de junio.
lidia.arista@eleconomista.mx