domingo, 19 de mayo de 2019

El feudo azul palidece en Baja California



El desgaste del PAN en el gobierno, los errores y las promesas incumplidas del todavía gobernador Francisco Vega de Lamadrid, pero sobre todo el efecto López Obrador, son los elementos que vaticinan un triunfo casi contundente de Morena.
Foto: Notimex

Lidia Arista
El Economista
El próximo 2 de junio, Baja California, estado donde en 1989 Ernesto Ruffo ganó la gubernatura y se inició un periodo de 30 años de gobiernos panistas, deberá elegir nuevamente entre la continuidad o la alternancia, pero esta vez no es con el PRI con quien el PAN disputa la titularidad del ejecutivo estatal, sino con Morena, un partido que debutará en su primera elección local y al que todas las encuestas electorales le dan una amplia ventaja.
El desgaste del PAN en el gobierno, los errores y las promesas incumplidas del todavía gobernador Francisco Vega de lamadrid, pero sobre todo el denominado efecto López Obrador, son los elementos que vaticinan un triunfo casi contundente de Morena, y ese casi es porque, si bien todo parece indicar que se quedará con la gubernatura, podría no ganar la capital, Mexicali y Tijuana, municipios que concentran la mayor cantidad de población del estado.
Aunque hay seis aspirantes a suceder a Vega de Lamadrid, el candidato puntero es Jaime Bonilla, quien en el 2018 fue electo como senador por Baja California y meses después se convirtió en el primer superdelegado al ser designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como el Delegado de Programas Integrales del Desarrollo.
La campaña de Bonilla se ha caracterizado por prometer que la cuarta transformación llegará a Baja California, que pacificará el estado, que encabezará una lucha frontal contra la corrupción, pero también por los cuestionamientos de los que ha sido objeto, entre éstos, su presunta nacionalidad estadounidense, tener residencia en Estados Unidos, ocultar en su declaración patrimonial una lujosa propiedad de 24 millones de pesos ubicada en San Diego, California, su pasado prorepublicano, así como que mantiene un pacto con el gobernador saliente.
De acuerdo con Víctor Alejandro Espinoza, profesor del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), se ha difundido un supuesto pacto entre el gobernador saliente y el puntero en las encuestas, aunque no hay manera de confirmarlo.
“Algo que llama la atención es cómo el gobernador no impulsó a nadie de su grupo. Eso ha dado pie a que él negoció su impunidad con Morena, por eso no impulsó a nadie de su grupo, para negociar con Jaime Bonilla su impunidad su protección”, expresó.
Uno de los aspectos que ha llamado la atención en esta campaña es que el puntero ha optado por no acudir a los debates, ni los oficiales ni los organizados por medios de comunicación u organismos empresariales. No es que Bonilla Valdez no sepa debatir, pero no quiere exponerse a ciertos cuestionamientos.
De acuerdo con el Instituto Electoral del Estado, la sanción por no acudir a los debates oficiales va desde una amonestación pública hasta una multa de 84,490 pesos.

Vega Marín marca distancia del gobernador
Aunque las encuestas lo ubican en el segundo sitio entre las preferencias, al candidato del PAN, Óscar Vega Marín, no le ha ayudado la imagen del gobernador saliente, por ello ha intentado marcar distancia con Kiko Vega.
En el 2013, Vega Marín fungió como coordinador de Vega de Lamadrid a la gubernatura, sin embargo, no fue él la carta fuerte para sucederlo. A Vega Marín se le relaciona con el grupo de Felipe Calderón y a su esposa, Margarita Zavala. Al candidato del PAN le sirve no ser identificado con un gobierno que está muy mal evaluado por la población como es el de Kiko Vega, refirió Víctor Alejandro Espinoza.
En tanto, Feliciano Castro, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California y presidente del Colegio de Comunicólogos, consideró que el primer domingo de junio habrá un voto de castigo para el PAN y para quien dejara un estado con una grave ola de inseguridad y en crisis financiera.
El panista ha buscado presentarse ante el electorado como un hombre honesto, quien casi no tiene propiedades, pues todas son de su mujer. No obstante, parece que no le alcanzará para mantener la gubernatura.
Desde 1989, la pelea por la gubernatura de Baja California ha sido entre PAN y PRI, sin embargo, ésta será la primera ocasión en la que el Revolucionario Institucional no esté en la lucha real por la competencia, esto derivado de la crisis por la que atraviesa luego de los resultados de las elecciones del 2018. Su candidato, Enrique Acosta Fregoso, no ha logrado despegar en la contienda, al menos así lo reflejan las encuestas que colocan al priista en un lejano quinto lugar en la competencia. Por ello no se descarta que sus votos pudieran ser para el PAN.
Quien ocupa el tercer sitio en la contienda es Jaime Martínez Veloz, que primero buscó la nominación de Morena a la gubernatura y después a la presidencia municipal de Tijuana. En ambas obtuvo un no por respuesta, por lo que dejó el partido y aceptó la nominación del PRD para contender por la titularidad del ejecutivo estatal.
Pese a hacer una campaña pegándole al puntero y al actual gobernador y ofrecer un gobierno ciudadano, Martínez Veloz no ha logrado despegar. Se ubica en un lejano tercer sitio en las encuestas de intención del voto.

Habrá efecto AMLO
En el 2018, Morena tuvo su primer competencia en Baja California, cuando se votó por presidente de la República, diputados federales y senadores. En esa contienda, los números favorecieron al partido surgido en el 2014. En la votación para presidente, López Obrador obtuvo 671,599 votos, seguido por el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, con 205,747 sufragios, pero además ganó la senaduría en disputa y los distritos electorales en juego.
Según Feliciano Castro, se prevé que el efecto López Obrador concrete la primera gubernatura en el norte del país para Morena.
Si bien en el caso de la gubernatura prácticamente es un hecho el triunfo de Morena, a nivel municipal no es así, pues las confrontaciones internas en el partido le podrían cobrar factura. Tal es el caso de Tijuana, en la que viven 1 millón 641,570, lo que la convierte en la ciudad más poblada. Ahí Morena no quiso a Jaime Martínez Veloz como su candidato, por lo que éste se fue al PRD. El partido escarlata postuló a Arturo González Cruz; sin embargo, de acuerdo con algunas encuestas, quien encabeza las preferencias es el abanderado del PRD, Julián Leyzaola Pérez.
Un escenario similar sucede en el segundo municipio más poblado de Baja California, Mexicali, ahí la competencia fuerte será entre María del Pilar Ávila y Gustavo Sánchez, la primera postulada por Morena y el segundo por el PAN. El panista está en busca de la reelección, por lo que se vislumbra una contienda muy cerrada en la jornada electoral del 2 de junio.
lidia.arista@eleconomista.mx