La CEAV hace un llamado institucional a la
aprobación de la Ley General de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición
Cometida por Particulares.
Ciudad de México.- El 21 de diciembre de 2010 la Asamblea General
de las Naciones Unidas declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las
Víctimas de Desapariciones Forzadas. Expresó su preocupación, en particular,
por el aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas
regiones del mundo, así como por los arrestos, las detenciones y los secuestros
cuando son parte de las desapariciones forzadas o equivalen a ellas, y por el
creciente número de denuncias de actos de hostigamiento, maltrato e
intimidación padecidos por testigos de desapariciones o familiares de personas
que han desaparecido.
“Lamentablemente, en nuestro país son
muchas las familias que tienen a una persona desaparecida. Para estas madres,
padres, amigos y familiares, la búsqueda y la incertidumbre son la realidad
cotidiana, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) tienen en el
Registro Nacional de Víctimas (Renavi), hasta el 25 de agosto de este año, 938
registros por desaparición forzada, cuyas víctimas indirectas tienen
garantizado el apoyo de las medidas de atención que les otorga la Ley General
de Víctimas”, destacó el comisionado ejecutivo Jaime Rochín del Rincón.
En este contexto, es imperativo asumir la
responsabilidad de trabajar con las víctimas de esta grave violación de
derechos humanos. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas brinda medidas
de ayuda inmediata, asistencia y reparación integral a las víctimas indirectas
de desaparición y desaparición forzada, con el objetivo de ayudarles a alcanzar
la justicia, la verdad y la reparación integral.
La Comisión Ejecutiva hace un llamado
institucional a la aprobación de la Ley General de Desaparición Forzada de
Personas y Desaparición Cometida por Particulares, que sin duda proveerá al Estado
de herramientas sólidas para hacer frente a esta problemática. Asimismo,
reconoce el esfuerzo de los familiares de las personas desaparecidas al no
cejar en la búsqueda incansable de sus seres queridos.
Atender a las víctimas de desaparición y
desaparición forzada es tratar de compartir con ellas el más terrible de los
sufrimientos. Acompañarlas, es regenerar el tejido de una sociedad que les ha
fallado, y aspirar, mediante acciones, a un mejor futuro.